Hábitos científicamente comprobados que aumentarán tu inteligencia

Blog de FLIN.pro: Hábitos científicamente comprobados que aumentarán tu inteligencia

¡Mejora tu capacidad mental en tu camino al éxito!

Si entre tus propósitos de año está trabajar en mejorar tu capacidad mental y fortalecer tu desarrollo cognitivo en tu camino al éxito, no te pierdas estos hábitos científicamente comprobados que ayudarán a aumentar tu inteligencia.

Antes de hablarte sobre ellos, vamos a detenernos un momento a reflexionar sobre qué es la inteligencia realmente. La inteligencia se define en pocas palabras como la facultad que tiene la mente para lo siguiente: aprender, entender, razonar, tomar decisiones, y formarse una idea de la realidad. Así que, si crees que la inteligencia es solamente ser capaz de obtener un alto puntaje en pruebas de coeficiente intelectual, recuerda lo que acabas de leer en esta definición; es mucho más que eso.

La inteligencia implica creatividad, flexibilidad mental, adaptabilidad, modo de resolver los problemas, entre muchos otros factores.

Además, con el tiempo y gracias a nuevos descubrimientos, la definición tradicional de inteligencia ha sufrido grandes modificaciones y han surgido nuevos tipos de inteligencia, tanto o más importantes que la acepción tradicionalmente conocida. Estos son: la inteligencia social, la inteligencia emocional, inteligencia espacial, inteligencia intrapersonal, y un largo etcétera.

Existen varios artículos interesantes sobre cómo ser más inteligente y hoy queremos resumirte y presentarte los más interesantes hábitos científicamente comprobados que aumentarán tu inteligencia:

1. Toma 2 vasos de agua antes de desayunar: Concretamente, durante los primeros 30 minutos luego de levantarte. Esto hidratará tu cuerpo luego de horas de sueño, eliminará toxinas y equilibrará los niveles de agua que tu cuerpo necesita para comenzar bien el día.

2. ¡No te saltes la siesta!: Estudios recientes han determinado que la siesta tiene enormes beneficios para nuestra salud, y nuestro cerebro es uno de los más beneficiados de esta práctica. Una siesta “refrescará” tu cerebro y te hará más productivo. Ahora bien, de nada sirve que duermas siesta si no estás descansando adecuadamente y teniendo un sueño reparador. Si crees que debes trabajar en este aspecto te recomendamos leer sobre higiene de sueño.

3. Reduce tu consumo de azúcar: Así como algunos alimentos provocan aumento de o promueven el desarrollo de ciertas enfermedades, también existen alimentos que reducen tu inteligencia. ¡El azúcar es uno de ellos! Está científicamente comprobado que los alimentos altos en azúcar disminuyen la capacidad de atención y aprendizaje y a largo plazo pueden ocasionar problemas neurológicos, entre ellos la falta de memoria. Si quieres reducir o eliminar el azúcar de tu vida, hazlo de forma segura.

4. Limita el consumo de redes sociales e intercámbialo por contenido educativo: Todos sabemos el tiempo que se pierde en redes sociales, ¡y es que son adictivas!. Intenta progresivamente invertir estos minutos en consumir contenido interesante, enriquecedor y educativo que puedes encontrar por ejemplo en podcasts, audiolibros o charlas TED.

5. Haz ejercicio durante el día y medita: ¡La clave está en ejercitar cuerpo y mente! Si tu rutina no te permite acudir a un gimnasio, toma pequeños pasos como preferir la escalera ante el ascensor o caminar un poco al aire libre. No permanezcas largo tiempo sentado frente al ordenador sin estirarte o tomar una pausa para mover el cuerpo. Por su parte, controlar y calmar el cerebro es tan importante como mantenerlo en actividad. En cuanto a la meditación, si no estás familiarizado con ella te recomendamos iniciarte progresivamente en esta práctica.

6. Rodéate de personas más inteligentes y escucha otras opiniones: Esta es una excelente práctica para ejercitar nuestra mente. Busca siempre rodearte de personas a quienes admires intelectualmente a la vez que fomentas debates amigables con aquellos que piensen distinto a ti. Ambas prácticas te permitirán perfeccionar tus argumentos, conocer nuevos puntos de vista y ¿por qué no? incluso cambiar tu punto de vista sobre alguna temática.

7. Aprende un nuevo idioma y a tocar un instrumento: La falta de tiempo o recursos para asistir a cursos presenciales de idiomas o música ya no son impedimento en tanto que existe un mar de posibilidades online y gratuitas para ambas prácticas. Aprender un nuevo idioma y a tocar un instrumento, son dos hábitos que entrenarán tu cerebro estimulando áreas específicas, aumentarán tu capacidad de concentración, te harán más inteligente y además te abrirán nuevas puertas personales y profesionales.

8. Memoriza números de teléfono de tus amigos: ¿Desde hace cuánto no memorizas un número de teléfono? Gracias a la tecnología, existen muchas personas que desconocen incluso el número de su pareja o familiares cercanos. Esta sencilla práctica que puedes implementar desde hoy es ideal para trabajar tu cerebro.

9. Ejercita tu cerebro por medio del juego: Entrenar tu cerebro no tiene que ser una tarea difícil o aburrida. Para ellos existen juegos científicamente diseñados para aumentar tus capacidades cognitivas que trabajan memoria, precisión, consciencia, paciencia, razonamiento, reflejos y adaptabilidad. Descarga en tu celular los que más llamen tu atención. Aquí te presentamos algunas opciones. No dejes de lado juegos tradicionales como crucigramas y sudokus, son estupendos para mejorar tu agilidad mental.

10. Usa la otra mano: Selecciona un momento del día donde te propongas hacer uso de tu mano no dominante, como al bañarte, por ejemplo. Está científicamente comprobado que esto creará conexiones nuevas en el cerebro, quien se verá obligado a “repensar” la forma de realizar las tareas diarias, casi automáticas.

Si estás interesado en este tema y quieres profundizar un poco más, te recomendamos los siguientes libros:

• Mima tu cerebro, cómo cuidarlo para vivir mejor – Michel Cymes
• Piensa como un freak – Steven D. Levitt y Stephen J. Dubner
• Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva – Stephen R. Covey
• Pensar rápido, pensar despacio – Daniel Kahneman